SONETOS AGOSTO 2011 Autor: Manolo Berriatúa |
SEMANA 32
A la bicicleta estática
Ansiosa por rodar y estás anclada, como un chotis perfecto, a una baldosa; con la tenacidad de una ventosa, confundes la salida y la llegada.
Añoras cada rueda enajenada, y soñando el pavés y la insidiosa atracción de la curva peligrosa, despiertas tetrapléjica y castrada.
Hipogrifo jamás serás violento[1], no agitarán banderas a tu paso, ni correrás parejas con el viento.
Inútil engranaje es tu cadena; tu único horizonte, el cielo raso; perpetua calma chicha, tu condena.
*/*/*/*/* [1] «Hipogrifo violento, / que corriste parejas con el viento», son los dos primeros versos de La vida es sueño de Calderón.
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SEMANA 33
Tic, tac, fuego
Delinquiendo de viejo —¡tic, tac, fuego!—, verso a verso camino al paredón sin posibilidad de redención: de un trágico final peca este juego.
Mi pizca de cinismo, no lo niego, me incita a medicarme de pasión, opiáceo que conviene a un corazón rasgado de impostura y nocherniego.
Así, acoplando errores y secretos en el hueco insalubre de mi pecho, entre venas, renuncias y latidos,
voy desechando dioses incompletos. Y siento que los años al acecho van rematando sueños malheridos.
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SEMANA 34
El último te quiero
Llevo el futuro romo de vacío, el pecho torvo, yunque a martillazos deshecho, pecio que de los sargazos no escapa es este corazón umbrío.
Llevo los ojos roncos de rocío, espinas en las venas de los brazos, y cada noche al dios de los rechazos le rezo un par de besos, tuyo y mío.
Llevo el cristal quebrado de una pena en medio del espacio que ocupabas y aún oigo de tus labios la condena.
Llevo el más y peor a flor de piel, porque hoy he descubierto que guardabas el último te quiero para él.
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SEMANA 35
Menage a trois
La noche fue dos bocas contra una, seis palomas inquietas e imprecisas posándose entre vientres y sonrisas, volando a contrapié y contrafortuna.
La noche fue gritar: Fuenteovejuna. Fue dulce conclusión de tres premisas, jugar en ordenadas y en abcisas. Loco eclipse de sol a doble luna.
La noche fue un rumor de caracolas triplicando la misma marejada. Fue hartarse la manzana a tres carrillos.
Y terminó, entre espigas y amapolas, la flor de la moral trideshojada; y el alba… puro encaje de bolillos.
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