SONETOS FEBRERO 2013

Autor: Manolo Berriatúa

SEMANA 6

 

Vivir sin pecar

 

Hoy me duele el destierro de esos amores nube

que cruzaban veloces los cielos sin futuro.

Hoy cierro más los ojos por estar más seguro

de encuentros tan fugaces que tal vez ni los tuve.

 

Me acerco entre fantasmas al supremo oleaje,

batallando al timón de un pasado fugaz,

desnudo y sin anclaje, con un frío tenaz,

como poeta errante, ligero de equipaje.

 

Los deseos absurdos horadan mi costado

y se instalan feroces en cada despertar

cuando el gusto a otros labios aún no se ha secado.

 

Hoy convido a la muerte y pago sin chistar,

mis mejores pecados son cosa del pasado.

¡Qué indigno es el hastío de vivir sin pecar!

 

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SEMANA 7

 

Abran paso

 

Que cuajen vanidades por mi cielo;

hoy te alcancé, vislumbre de infinito,

se hizo el silencio espeso puro grito

y el futuro enredó vida y anhelo.

 

¡Abran paso que escapa el desconsuelo!

He caído sin lucha en el garlito.

Tiene el campo el amor tan expedito

que lo que era arrastrarse es alto vuelo.

 

Especia de olorosas inconstancias,

perfuma con tu esencia la razón

y haz tuyas mis locuras y jactancias.

 

Enarbola con fe mi corazón

que es frágil estandarte de arrogancias,

en la cúspide azul de tu ilusión.

 

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SEMANA 8

 

Motel

 

Deslucido jardín de los cortejos,

juegos de luz, espermas inconcretos,

efluvios agridulces, pansecretos

y el clónico inculpar de los espejos.

 

Amores retorcidos, circunflejos,

que son apenas tímidos bocetos

de paraísos tristes y discretos

escasos de futuro y aparejos.

 

En su foso hay rumor de marejada,

efímero aluvión que más reseca

que colma de aguas dulces esa Meca.

 

Mi pupila, de viga atravesada,

no me deja indignarme por las pajas:

yo no acuso, soy Zola en horas bajas.

 

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SEMANA 9

Mis manos y dios

 

 —Enséñame tus manos. —Aquí están.

Parecen semejantes a otras manos.

—Igualan pobres, ricos, soberanos;

lo mismo curan, matan, piden, dan.

 

Supongo que tus manos rezarán,

es ley que impongo a todos los humanos.

—Pues… tenderlas prefiero a mis hermanos,

que el juntarlas inertes es desmán.

 

Disculpa si no acato tu oración

y aun a pique de verme condenado,

discrepe de tan cruel resolución.

 

La plegaria mejor que yo he entonado

es que pueda latir mi corazón

con otro corazón acompasado. 

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