SONETOS OCTUBRE 2013 Autor: Manolo Berriatúa |
SEMANA 40
Manolo y yo
Te acuerdas, Manolo, cuántos sueños rompían el precinto de la vida. Qué lejana ninguna despedida, qué cercanos los cielos madrileños.
Los dioses parecían tan pequeños, tan dulce y tan normal la recaída. Ninguna decepción, ninguna herida dejaba cicatriz en los ensueños.
Con qué facilidad desaprensiva sacábamos tú y yo de la chistera amores imposibles y fugaces.
Tú siempre con tu labia subversiva, yo siempre compartiendo la trinchera: los dos enamorados contumaces.
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SEMANA 41
Tú a tu cruz
No me preguntes, Dios, que no respondo a tus dudas que son eucaristía, a tu verdad que choca con la mía, a tu cielo tan hueco y tan redondo.
No trates de encontrar mi doble fondo, no malgastes reservas de ambrosía, tu a tus fieles y yo a mi idolatría, nos vemos en tu sótano más hondo.
A mi alma no le va marcar el paso ni esperar recompensas muy lejanas, le gusta más hartarse de manzanas.
Mas no hagas una cruz de mi fracaso, no lo tomes a mal, como derrota, ni vayas a morir por este idiota.
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SEMANA 42
Oración
Recoge desde el vientre hasta la boca esa espesa presencia de mi vida, la desbocada urgencia de mi herida y mi credo que en todo se equivoca.
Acoge mi impaciencia que se aboca al perfecto ideario del suicida, orienta la deriva consentida de una quilla que enfila hacia la roca.
Impide mis apócrifos quereres, escoge para mí tus tentaciones, vacúname del ansia de mujeres
desnudas de futuro e ilusiones. Invítame a beber amaneceres y colma un corazón de corazones.
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SEMANA 43
Juegos
Yo jugué con las faldas de una diosa y juego con la muerte, porque vivo, y ya con un pie y medio en el estribo apuesto el alma huérfana y viciosa.
También jugó la flecha vanidosa su papel en mi pecho otrora esquivo, dejando como acuse de recibo estos catorce versos... ¡poca cosa!
Jamás jugué al amor sobre seguro, mas siempre le hice trampas a la Luna. Y a cara descubierta, sin coraza,
me juego ya mi resto sin apuro; aunque nada podrán mis treinta y una cuando envide la parca con la maza.
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SEMANA 44
Hay veces
Hay veces en que escribo tan torcido que puedo a Dios llegar a compararme, no hay nada como un verso que rearme las embotadas flechas de Cupido.
Otras veces es tanto lo que pido que rezo por lograrlo... y condenarme. Mas luego, si pretendo confesarme, ya puestos a pecar peco de olvido.
A veces cambio el alma por un sorbo de ese licor que embriaga y no emborracha, servido en el grial de una muchacha.
Y a veces me deshago de ese estorbo que va dando bandazos en mi pecho... y me comporto un rato del derecho.
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