SONETOS ABRIL 2014 Autor: Manolo Berriatúa |
SEMANA 13
Siete heridas
Ronco lunes de inercia contagiosa; el martes, segundón y figurante; miércoles disidente y arrogante de esdrújula armonía poderosa;
jueves volátil como mariposa, fugaz, antecesor y equidistante; viernes ladino, turbio, diletante, de faz oscura y alma licenciosa;
sábado sugerente y perfumado, de equívoco perfil, afrancesado; y domingo melancólico y esquivo,
terminal, decadente y desahuciado: siete heridas que llagan mi costado, siete heridas que sangran porque vivo.
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SEMANA 14
Me pregunto
Me pregunto qué cambiará en el cielo cuando le pongo nombre a alguna estrella y qué viento podrá borrar la huella poderosa que estampa el desconsuelo.
Me pregunto si habrá dioses de hielo que fundan al calor de una doncella y si siempre que un ángel se querella ha de escoger las alas para el duelo.
Me pregunto si vivo a contrapelo, si me obceco en ensueños o si velo, si acaso encontraré alguna botella
que derrame unas gotas de consuelo. ¡Pobre pez que colgando del anzuelo aún se pregunta dónde estará ella!
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SEMANA 15
En peligro de verso
Tiembla, duda, persigue y desespera de lograr esa gloria a la que aspiras; convierte la verdad en mil mentiras y engaña con certezas a cualquiera.
Desnuda tu alma ante una calavera, reconoce en cuartetos que suspiras por dos ojos que sueñas más que miras y un amor imposible en bandolera.
Lucha a muerte por un beso furtivo, condénate por un buen adjetivo y no cargues la pluma de razón,
que oficio de poeta no se entiende si la herida del alba no sorprende en peligro de verso al corazón.
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SEMANA 16 En Normalidad
Rondaba la muerte en cada despertar, apretaba el paso la melancolía, se hacía de noche cada mediodía y en todo el verano no pudo nevar.
Los poetas se olvidaban de adorar al dios niño que jamás los entendía y la Luna, remolona, no acudía a su duelo de reflejos con el mar.
Los más fuertes se postraban de rodillas, se fumaban amapolas los inviernos, la lujuria se dejaba dominar
Se observó el Retablo de las Maravillas, los más santos okupaban los infiernos, y, por supuesto, me he vuelto a enamorar.
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