SONETOS AGOSTO 2014 Autor: Manolo Berriatúa |
SEMANA 31
Lecho de arena
La tarde comenzaba a declinar, el sol y tu recato se escondían, los campos y tu pecho compartían olores de jazmines y azahar.
De pronto un beso, un vértigo y el mar. El pecado y la gloria se fundían, las estrellas callaban y rendían pleitesía a tus ojos al brillar.
La noche se humillaba ante tu pelo, las olas suspiraban al romper. A nuestra lid de amor, lecho de arena.
Si estar contigo no es llegar al cielo el Otro que me puedan ofrecer jamás ya para mí valdrá la pena.
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SEMANA 32
Esquizofrenia
Yo tenía dos pares de zapatos: Unos para el camino preparados; otros cómodos, viejos y gastados de ningún sitio y de soñar a ratos.
Yo tenía deseos insensatos, bulliciosos, carnales, desbocados; y otras veces deseos recatados, comedidos, excelsos, timoratos.
Yo tenía también dos corazones: El uno aventurero y diletante, prestidigitador del no es bastante.
Y el otro, que buscaba en los rincones de mi pecho el compás de tu latido para darle al amor algún sentido.
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SEMANA 33
Desesperación
Era de esperma triste la mañana y se rindió al fracaso sin un rezo, sin lágrimas que engrasen su tropiezo, con espasmos de rabia y de desgana.
Se embozó la mentira en la sotana y la resignación en un bostezo. Se ha cubierto la copa del cerezo con flores de insensible porcelana.
Cómo puedo intentar un padrenuestro si hay un niño llorando en cada esquina y hay un infierno en cada corazón.
Cómo seguir los pasos de un maestro que encadena a su pueblo en la sentina y usa más el castigo que el perdón.
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SEMANA 34
La una
La una de la mañana es una hora tan simple que parece estar de non. No se inclina a la culpa ni al perdón. Es la hora de nadie, la deshora.
En ella ni se sueña, ni se llora, ni se cruza el umbral de la pasión. No se juega a una carta el corazón ni se destapan cajas de Pandora.
Es tarde para el buen madrugador, que serio, puntual y diligente acude tempranito a sus labores.
Y es muy pronto para el trasnochador, el paria y el noctívago imprudente que tiñen con auroras sus amores.
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SEMANA 35
Bandido
Yo fui el bandido que robó en tu lecho ese olor de floral virginidad, y luego se llevó, por vanidad, el granate del fondo de tu pecho.
Yo fui ese cazador, siempre al acecho, que ajeno a la virtud de la piedad cobraba con procaz nocturnidad la pieza que dictaba su provecho.
Yo que fui burlador una y mil veces marinero en tu crespa marejada, verdugo de tu leda ingenuidad.
Y ahora tú, radiante, prevaleces, y yo, sombra a la luz de tu mirada, me inclino con gozosa indignidad.
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